Los listillos

Una sociedad en la que abundan los mediocres o indolentes, es el mejor caldo de cultivo para que aparezcan por doquier los listillos de turno y mediante el halago, la mentira y una desfachatez sin límite se convierten en amos y señores de los que ocupan los habitáculos del poder, dispuestos a no desaprovechar ocasión alguna que mejore su economía, prestigio o sencillamente su soberbia o amor propio.
Se consideran unos expertos en las relaciones públicas, teniendo a gala saber estudiar a fondo los rincones oscuros del egoísmo de sus presas y poder traficar con ellos mediante trueques que disfrazan de generosidad, dejando a buen recaudo sus verdaderas intenciones.

los listillos
De forma obsesiva empleando, si fuere necesario sus recursos económicos, van subiendo escalones hasta conseguir una red de deudores de pequeñas pero calculadas prebendas, que son su mejor moneda de cambio para sobresalir de los que solamente utilizan la honradez y el trabajo para ocupar con dignidad la baldosa que le corresponde. Como decía Gracián, saben por dónde entrar a cada uno.
Cada vez abundan más – decía otro autor- los personajes cuya ambición sin límites les lleva a intentar conseguir con la mayor rapidez posible, un puesto prestigioso o convertirse en césares, sobre todo en ambientes donde los principios de buena voluntad, tolerancia y generosidad, permiten conductas y acercamientos, a los que llevan como único equipaje vital su obsesión de brillar con luz ajena.
Precaverse de estos listillos es una prueba irrefutable del saber ser dirigente y mucho más- como también decía Ortega- si ese líder concede valor a los que realizan su labor o misión sin pensar en el elogio; esa labor en la que no se da la cara a la multitud, y por tanto, no se corre el riesgo, siempre grato, de recibir el aplauso.
Los gobernantes deben estar precavidos, porque la listeza es muy antigua. José Campos, aquél pensador del siglo XVIII, la describía como conducta humana de la siguiente forma:

“hay quien no tiene talento sino de aparentar tenerlo: personas de desparpajo, de lucimiento, de ademanes oportunos y de un exterior feliz, que emboban el mundo sin tener ninguna cualidad digna”.

Habrá que llegar a la conclusión de que una de las claves del buen gobierno es saber distinguir lo verdadero de lo falso, no dar oportunidades a los que no han demostrado con generosidad y entrega que los merecen y preservarse con el mayor cuidado de que los indignos y aprovechados descubran sus humanas debilidades; de esta forma evitarán situaciones de corrupción y se evitarán situaciones tan indeseables como las que estamos sufriendo.

Arrebatar las memorias

Unamuno, en el año de su muerte, publicó, junto a otros artículos, uno dedicado a las Santas Compañas, en el que incorporaba un comentario sobre la tragedia del autor que navegando acompañado del tesoro que suponía para él una obra escrita a base de desvelos y sudores , un naufragio esparció sus hojas por el mar, sin que pudiera rehacerlas o revivirlas; también comentaba que hay acaso otra tragedia más frecuente , menos espectacular y más callada y es la de aquél- autor o no- a quien una galerna del mar social de las pasiones-generalmente políticas- le arrebata sus memorias del pasado, de su íntima historia y le pela el alma.
Como siempre, este gran pensador, con mucho acierto, pone una ráfaga de luz en la penumbra que rodea a las personas que entran en la vida ajena con el mismo desenfado que un perro en misa, intentando poner un petardo en los cimientos de la misma, sin saber que, de ordinario, cada cual tiene en su polvoriento archivo recuerdos suficientes para salir al paso a semejante atentado.

Intentar borrar el pasado de cualquier persona , mezclando en ese intento de derrumbamiento tanto lo inválido como lo valioso, es un ejercicio en el que se pretende que lo sensato, lo opinable y lo insensato sea tragado por los demás en el mismo cucharon.. y eso huele a chamusquina desde lejos.
No repara Don Miguel en que existen personas con tan honesto pasado, que galerna alguna puede desmemoriarlos de lo que han vivido, porque sus experiencias forman parte de su “yo” entero, sobre todo si semejante atentado lo protagonizan aquéllos que limitaron los sueños de su juventud o condicionaron su madurez, al cargar sobre las espaldas de los que ahora menosprecian unos sobrepesos morales y materiales que frenaron su proyección.
No son pocos los que adoptan tal actitud. Sobre todo si pretenden hacer desaparecer de su ciclo vital los pocos o muchos méritos que haya podido cosechar el sufridor a base de haberse quitado trozos de pan, que no le sobraban, con que alimentaron a sus ingratos agresores.

A estas personas que utilizan la goma de borrar, se las puede tachar, , de seres exaltados a los que nada resulta más ajeno que contemporizar, que no conocen más camino que el suyo y que para ellos únicamente existe el todo o la nada.
En el seno de las familias, a veces aparecen estos desagradecidos, que no tienen inconveniente en sacar en forma de trapo sucio, fuera de ellas, la deformada interpretación de su historia intima, olvidando que perder o renegar de su propia sangre , es una muestra inequívoca de no aceptar el sentido de su nacimiento ni el sosiego que proporciona saberse querido.

Ante dicha actitud solo cabe el silencio, que no es un refugio, sino un recurso que permite vivir en paz. Y aunque a veces puede ser tachado de cobardía o intolerancia por lo que puede significar de abandono de la lucha o de falta de flexibilidad, encierra la sabiduría del que sabe alejarse de los conflictos y de la sosegada e íntima búsqueda de la verdad, de la cual nadie, incluido el silencioso , tiene el privilegio de poseer en exclusiva.

Préault,  Le Silence

Préault, Le Silence

De ahí el valor de la retirada, que adquiere su mayor expresión y sentido, cuando a pesar de conocer la parte de verdad que le pertenece, elude el enfrentamiento y no deja aflorar aquélla, por mucho que su ánimo y orgullo le impulsen para ilustrar o sacar de dudas al ignorante o intransigente.
La verdad, decía Gracián, es como el rio Guadiana, que aquí se hunde y acullá sale, ello se debe a que una misma verdad puede vestirse de muchos modos, por eso tan importante es conocer la pluralidad de formas cognoscitivas y expresivas de la verdad, como saber elegir en cada caso aquéllas imágenes que mejor la configuran.
Pero elegir imágenes no es tan sencillo, porque aquellos que no quieren conocer otro camino que el suyo, a veces son expertos en los gestos que pueden producir confusión y enmascarar la verdad. Ya lo descubría Quevedo en los “Sueños y discursos”, cuando encargaba al “desengaño” que se dirigiera a las personas en los siguientes términos: “ yo te enseñaré el mundo como es, que tú no alcanzas a ver sino lo que parece”, para después asegurar que hay quien practica el vestirse bien en lo aparente para matar con el engaño, y eso es todo por fuera y parece así; pero ahora “lo verás por dentro” y verás con cuanta verdad “el ser” desmiente a las apariencias.
¿Ver por dentro? Asunto muy complicado y con muchas posibilidades de error. Por este motivo, Gracian aconseja en su “oráculo normal y arte de prudencia” , que hacerse a las malas condiciones de los familiares , así como a los malos rostros, es conveniente donde tercia agresión o enfrentamiento. Hay fieros genios que no se puede vivir con ellos, ni sin ellos. Es pues, destreza, irse acostumbrando, como a la fealdad. La primera vez espantan, pero poco a poco se les viene a perder aquel primer horror, y la refleja, previene los disgustos o los tolera.
Después de estas reflexiones hay que llegar a la conclusión de que ante aquellos familiares que intenten arrebatar nuestras memorias, no cabe mejor solución que un silencio prudente e irse acostumbrando a sus malas condiciones de trato, porque no merecen que se les tome en serio.

Año de promesas y medias verdades

En los años de elecciones, las intervenciones de los políticos en los medios de comunicación deben ser prudentes y veraces , porque ya pasaron aquellos tiempos en los que, ingenuamente, por falta de experiencia, el público se tragaba todo como si fueran dogmas de fe , creyendo a pie juntillas, de paso, cuantas promesas redentoras salían del vocero de turno.

No hay peor propaganda que la de aquel político que trata de engañar o sorprender la buena fe de los que han sufrido las consecuencias de un programa de su partido, no cumplido, que en su día defendió fervorosamente. Viene esto a cuento, porque en uno de los espacios televisivos que ahora se prodigan, buscando cada cual el mayor respaldo posible, al Ministro que pasará a la historia por el dudoso mérito de haber ganado el “guiness” de los recortes, no se le ocurrió otra cosa que asegurar enfáticamente, que una de las reformas que se van a adoptar para beneficiar a los ciudadanos, consistiría en que ya no necesitarán de ahora en adelante aportar a la Administración documentación alguna que ya obre en poder de la misma. Flaco favor le ha hecho a su partido, al reconocer públicamente que , al menos en su Departamento, no se venían cumpliendo los derechos que concede a los ciudadanos la ley de procedimiento administrativo en su artículo 35, entre los cuales se encuentra el que ahora, sacando pecho, pretende introducir como novedad.

tute-funcionarios

Pero esto no viene sino a confirmar la prepotencia y el trato de favor que desde siempre se ha venido dando a la Administración a través de una legislación que está pidiendo a voces un cambio radical, porque cada vez va ocupando mayor influencia en la vida de la sociedad y ya no es posible defender la existencia de prerrogativas tales como la figura del silencio o el sistema de recursos previos a la vía judicial, que no hacen sino entorpecer y alargar unos procedimientos mediante trámites innecesarios. Si a esto se une la farragosa y complicada tramitación de las responsabilidades de la Administración y sus funcionarios, podemos llegar a la conclusión los de que somos ciudadanos de segunda, por mucho que nos quieran convencer de otra cosa.

Las reformas de la Administración deben de ser profundas, sobre todo encaminadas a mejorar el servicio a los ciudadanos, que secularmente se han considerado enanos frente a los gigantes que forman la Administración, teniendo para ello que transformar el miedo en confianza y, por favor, señor ministro ponga encima de su mesa una ley de procedimiento administrativo y repase de vez en cuando el artículo 35, no porque dudemos que conoce su contenido, sino por aquello de que no conviene olvidar los pocos derechos de los ciudadanos con minúscula.

Aguinaldo catalán

Así como en las reuniones familiares que se celebran por estas fechas, siempre hay un cenizo, al que le bastan ofensas históricas, alcohol en demasía o, sencillamente, divergencias futboleras, para montar la marimorena, sin que ni miradas ni codazos de los más allegados le persuadan para desistir de su actitud, que abochorna e indigna a todos, los independentistas catalanes, sin dejar adormecer su ímpetu con eso que ha venido en llamarse “espíritu navideño”, han proclamado a los cuatro vientos su deseo ferviente es que los Reyes Magos dejen en sus chimeneas un certificado que les acredite como ciudadanos de una nación que no es España, dispuestos a emprender la aventura de consolidarse como un nuevo espacio de convivencia, desoyendo cuantas razones y guiños le vienen de fuera, aunque provengan de dirigentes elegidos democráticamente.

Nada que nos cause sorpresa de quienes han llegado a utilizar niñas y niños para que proclamen su ferviente deseo de una Cataluña independiente, lo que constituye un exceso imperdonable al implantar en su mente virgen la semilla de la discordia y la desavenencia, sin olvidar el ostracismo a que los someten quienes con un cinismo insano y grosero, pretenden conseguir que los demás paguemos sus platos rotos, simulando ardores nacionalistas que, de forma sistemática, han venido apareciendo en la historia cada vez que el sistema central de gobierno atraviesa una crisis como la de ahora. Es el síndrome de algunas autonomías periféricas, agazapadas en las ventajas que han venido obteniendo para sostener gobiernos de uno u otro signo, que ahora ven como aquellos pollitos, que parecían de algodón, se han convertido en gallos de pelea, que ya no respetan a la gallina de los antiguos y soñados huevos de oro.

Como tampoco nos llevaríamos las manos a la cabeza, si, dado lo aficionados que son a practicar “ el corro de la patata”, para que el mundo se entere de su ánimo independentista, utilizaran el árbol de navidad para esos fines; sería hasta congruente, para no perder comba.

CATALUÑA independiente

 
Se equivocan si han pretendido aguar unas Fiestas, que ya de por sí están encogidas de miedo por la dichosa crisis, y se llaman a engaño creyendo que se puede paliar la situación desastrosa que atraviesan con alguno de los remedios económicos que siempre han calmado su fingida ira independentista; tendrán que pechar, como los demás, con la angustia de “ no tener” y  “buscar soluciones”, que desde luego no pasan porque “vayan a su bola” , ya que de lo contrario les puede pasar como al cuento del lobo, que por no aparecer en muchas ocasiones, pese a ser anunciado por los catastrofistas, en esta ocasión puede no sólo aparecer, sino llevarse “por delante” todo el rebaño.

Por cierto, y para no herir susceptibilidades, el lobo no será ningún poder coactivo, sino la propia lógica de mercado y la solidaridad de las naciones que componen Europa, que no permitirán veleidades de ningún tipo.

Felices Fiestas a todos.

En recuerdo

Volvió a rozar mi alma el último aliento de una vida amiga que se adelantó al supremo trance y , junto al desconsuelo, tengo la esperanza de que en algún lugar del cosmos enigmático y sobrecogedor, lo que se desprendió de su cuerpo forme parte del que intuimos halo universal que nos separa de la nada.

pena blanco y en blog

Esa esperanza me reconforta, pero sobre todo predispone mi ánimo para no perderme por caminos en los que se enmascara nuestra finitud y nos conducen a los falsos paraísos de bienaventuranzas terrenas.
Hasta luego amigo; ya dejaste, por fin, de ser huérfano, de sentir nostalgias por afectos perdidos en edad temprana; ya te has reunido con la eternidad, volviendo a ser lo que eras cuando dos enamorados te llamaron a su lado para quererte más que a nadie.
Otros que también dejaron de ser huérfanos te esperan, despojados de los pantalones de pana y la chaquetilla gris, de las alpargatas y las botas de clavos , pero con los brazos abiertos para darte la mejor de las acogidas.
Dejas un hueco, y nos asaltan unas lágrimas traicioneras, pero nunca te olvidaremos.

Amistad

La amistad surgida del infortunio, tiene la virtud de permanecer anclada en el alma , pero guarda en los pliegues de la vida de cada cual, el estigma de la desgracia, lo que la convierte en un sentimiento cautivo de aquella obligación de admitir una convivencia cargada de soledades y limitaciones.

amistad

Si esa amistad se enquista en años tempranos, donde hay que caminar al filo de un abismo sediento de carne fresca, sin más báculo que la valentía y entereza de quien se ve amenazado y sin más guía que una intuición que aún se despereza del letargo de la infancia, adquiere grados de complicidad que difícilmente se consiguen en ambientes menos hostiles.
Cuando el devenir obliga a la separación y los amigos se dispersan por los distintos caminos,, a todos acompañará en su equipaje el sentimiento de haber superado una etapa difícil, en la que encontraron apoyo en aquellas almas gemelas que despertaron afectos fraternales imperecederos.

Por eso, nada de extraño tiene que pasados los tiempos, ya en el último tramo de la vida, cuando se encuentran de nuevo los amigos, examinen desde la distancia lo que significó para ellos compartir una juventud desgraciada y sientan la satisfacción en volver al abrazo leal, a la conversación fluida , con los pies hundidos en el lugar testigo de tantas experiencias, encontrando a pesar de las arrugas, las canas y las limitaciones propias de la edad, la energía del espíritu indomable que se curtió en aquéllas paredes y que le ha servido para superar las adversidades de la vida.
Pero lo que más reconforta el ánimo de todos, es asistir a una renovación de aquella alegría que , pese a todo, inundaba las aulas, los dormitorios, el comedor , los campos de deporte, la capilla, los jardines…porque no hay consuelo más grande ni ejemplo más vivo de fortaleza y felicidad que ver sonreír a un huérfano.
Salud a todos.

Judicatura

 

Se critica con demasiada ligereza a esas personas que a diario se devanan los sesos, tratando de mantener la paz social a base de dictámenes jurídicos.

No se tiene en cuenta, que hasta ellos llegan las intrigas, comedias y dramas de los conspiradores, corruptos y demás gente de mal vivir, que utilizan habilidosamente la mentira y que son maestros en levantar cortinas de humo que impiden el camino franco hacia la verdad, obligando a los jueces a deambular por trochas, callejones y callejuelas.

España y juez

Lo más bochornoso es que sean los partidos políticos, sindicatos y demás instituciones, que aquí no se libra nadie, los que practiquen con mayor maestría esas añagazas y estrategias o, al menos, así nos parece a los sufridores de esta época nefasta donde, pese a quien pese, da la sensación de haberse instaurado el “todo vale”, practicado con descaro por muchos de los que luego se asombran de los desmanes y alborotos con que son correspondidos, por lo que ellos llaman “ el populacho”, pero que en realidad se trata de aquellos que con mucho sentido común, pacificamente, quieren hacer llegar la coherencia a la sesera de los que, aunque sea a golpe de falsedades, dominan la situación, y son como ovejas atentas al silbido de la pastora alemana, pequeña, pero contumaz, que les amenaza con echarle los perros de la banca en cuanto no obedezcan sus mandatos.

Pero volvamos a la justicia, para romper una lanza a favor de ella, a pesar de discusiones internas cargadas de formulismos, que no hacen sino enturbiar el buen trabajo de la mayoría.
Me permito aconsejar a los que parecen querer burlarse de ella, lo que dice el refrán: “ con la justicia y la inquisición, chitón”, y mucho cuidado con practicar el deporte de provocar de la nada un pleito, a sabiendas que sólo conseguirán crear una alarma social que favorezca la defensa de intereses, a veces inconfesables, embarullando todo y tratando de hacer lo blanco negro.
Porque sufrirán la derrota de manos de una justicia que, aunque lenta, resulta inexorable.
Hoy más que nunca hay que estar con los jueces, dándoles el voto de confianza que requieren, los que tienen la penosa tarea de desenredar los nudos que trae cada expediente que llega a sus manos, aunque a veces, no se compartan con ellos sus veredictos, porque de lo contrario, pondremos en peligro esta democracia que tanto ha costado conseguir.

Órdago Papal

De una cosa estoy convencido: el nuevo Papa Francisco sabe jugar al mus y, en las primeras dadas, le han tocado buenas cartas.

Por eso, nada más empezar a jugar, le ha echado un òrdago a la grande a todos los revestidos de púrpuras, que utilizan  distintivos religiosos  de oro y piedras preciosas, haciendo su primera aparición en el balcón-púlpito de la plaza de San Pedro, luciendo  en su pechera un Cristo de hierro, que de inmediato reconocieron todos los pobres del mundo. A mi me sale del alma un ¡olé!, que espero que no deambule en solitario en busca del oído papal.

PAPA FRANCISCO

 

A la pequeña, también ordagueó el jesuita, haciendo dejación de su derecho al papamóvil , ocupando un puesto en uno de los autocares utilizados por sus  compañeros para trasladarse a recoger sus cosas a la habitación que, de seguro,  fue testigo mudo de, vaya usted a saber ,las cábalas y pensamientos que asaltaron al que estaba en el umbral de pasar a la historia de la Iglesia; otro olé para este trotamundos.

Como tenía buenos pares, ordagueó a sus obispos argentinos, que, sobresaltados, no entendían que les propusiera que los dineros que tenían pensado utilizar en su viaje a Roma, para celebrar su   ascenso al puesto de Pedro, los emplearan en ayudar a remediar la pobreza del pueblo argentino. Aplausos.

Tiene treinta y uno a juego, siendo mano; que es , salvo que algún jugador tenga la real, una jugada ganadora. Pero él duda, porque todavía no ha tenido acceso a esos informes que, según parece, fueron decisivos para la renuncia del Papa anterior. Por eso, se pasa al juego, por si las moscas, y espera, con esos ojillos de pícaro que delatan a veces su estado de ánimo, a que los demás se pronuncien…¡soberbia jugada!.

Si los demás jugadores piensan que el Papa aceptaría un envite de ellos, se equivocan, dejará que ganen, tanto si tienen la real como si no, porque así conocerá la forma de juego que tienen.

Ya se han dado nuevas cartas, esperemos como las juega este As de la vida religiosa.

Justicia igualitaria

En las antiguas “escuelas de cagones”, llamadas así por acudir a ellas personajillos con incontinencias aún no disciplinadas, nos enseñaron a fuego en qué consistía la justicia igualitaria.

La disposición del aula no podía ser más sencilla: nos sentábamos todos en pequeños taburetes en torno al maestro; eso sí, a una distancia tal, que la longitud de la vara que descansaba a su alcance, llegara a todas las cabezas semipensantes, de pelos alborotados. Se aplicaba una norma general: al transgresor de las normas le aplicaban el palo y ¡ay de ti! si llegabas a casa con la cantinela de que habías sufrido castigo, porque la correa o la zapatilla refrendaban sobradamente la actitud del maestro.

Justicia

 

Aunque a veces se notaba la predilección del enseñante por algunas personas, en lo tocante a la utilización del castigo ante los desvaríos, no existía discriminación alguna,se aplicaba de inmediato, en juicio sumarísimo.
Viene esto a cuento, no de la enseñanza, de la que hablaremos algún día, sino de la justicia.

Estamos asistiendo, sin entenderlo del todo, a una serie de comportamientos judiciales con ciertos personajes , que aún no tienen disciplinada su incontinencia de corrupción, a los que, caso de haber asistido a la escuela antigua justiciera, de seguro que el maestro no hubiera consentido que se colocaran fuera del alcance de la vara común al que tanto se temía.
Nadie pone en tela de juicio el derecho fundamental a la presunción de inocencia, proclamado en nuestra Constitución, que sólo decae ante prueba suficiente en contra, ante juez imparcial, ¡faltaría más!, Bien que echamos de menos aquellos que éramos vareados, a veces por un maestro ya mayor, con el oído o la vista disminuidos, que previamente al golpe, ante la alegación de “ha sido fulanito”, se hubiese suspendido la clase, procediendo a la apertura de un juicio donde se dictaminara si el maestro debería o no aplicar el castigo, en lugar de ser considerado chivato por los demás y recibir el abucheo del resto de compañeros.

Pero ese maestro cegato y sordo, conociendo sus limitaciones y preocupado por el buen orden en el aula, siempre colocaba en primera fila a los más alborotadores, de manera que, viéndose vigilados de cerca, decaían de inmediato en sus intentos de alborotar.
¿Que está pasando aquí con la Justicia? Muy fácil; por un lado, su mandamás, en vez de preocuparse por poner unas buenas lentes y un excelente audífono a los que imparten justicia, que de ese modo tendrían a su mano a los más necesitados de corrección, les obliga a juzgar con medios precarios y, para evitarles trabajo, deja sin derechos a buena parte de la población.

Que es lo mismo que si al maestro de escuela antiguo, le quitara aquellas gafas redondas y rayadas que remediaban en parte su ceguera y para que pudiera enseñar mejor, le dejaran a solas con los malhechores más pudientes, cuyos padres, en vez de aplicar zapatilla, pusieran a parir al maestro a la mínima, considerando que la vara era anticonstitucional.
Los métodos de aquélla escuela deben ser atemperados y corregidos ¡qué duda cabe!, pero eso es una cosa y otra bien distinta que los bárcenas y duques se aprovechen de la falta de medios de la justicia y puedan dilatar sus procedimientos más allá de lo que parece justo.

De seguir así, apaga y vámonos.

Con vos, Santo Padre

Por muchas milongas que nos cuenten, al Papa alemán le pesa más la Curia  Romana y sus protegidos, que los años, y su hartazgo está más que justificado. Al núcleo duro de la Iglesia de los clerimán de Armani y sus palmeros, les gusta mucho más actuar con impunidad que con transparencia  son como la blanca paloma, que se revolvió contra la ventana papal, presa del vértigo que le producía ir a juntarse con sus compañeras, que anidan en la intemperie, con lo bien y confortable que resulta vivir en las fastuosas salas del Vaticano.

Rayo en el Vaticano

De todos los Papas que he conocido, éste me parece  el más apegado a la realidad, siempre dispuesto a pedir perdón en público, para asumir el compromiso de la enmienda, y no en alguno de los recónditos confesionarios de la Iglesia, donde se imponen penitencias, pero no se remedian actitudes.

Bien por Benedicto. En poco tiempo, ha sido capaz , sin alardes teatrales ni ineficaces nihilismos,  alzar su docta y veterana voz contra los desmanes de aquéllos que perteneciendo a un colectivo privilegiado y ungido, no supieron respetar al prójimo más débil, que confiados creyentes pusieron a su cuidado; por no hablar de unas finanzas cargadas de incógnitas.

Pero, con toda posibilidad , lo que ha rendido la entereza de este alemán indómito, cargado de fe y compromiso con la verdad, ha sido que desde su propia casa, haya salido la idea de introducir una víbora en sus aposentos que, alentada por ambiciones terrenales inconfesables,  y no tan inconfesables, ávida de muerte impune, encontró la forma de arrancar del Pontífice sus íntimos secretos.

Que Dios les perdone y al Papa Benedicto conceda larga vida, en ese convento de clausura donde piensa recogerse; hasta allí llegará el aliento de los que pensamos que bien merece una renuncia  la defensa de la Verdad.

Con vos, SANTO PADRE.

Por cierto, quedamos expectantes ante la gran noticia de la elección del  nuevo Papa, al que acompañará la sombra y ejemplo de su antecesor.