Entrada de agosto, 2016

Los listillos

lunes, agosto 8th, 2016

Una sociedad en la que abundan los mediocres o indolentes, es el mejor caldo de cultivo para que aparezcan por doquier los listillos de turno y mediante el halago, la mentira y una desfachatez sin límite se convierten en amos y señores de los que ocupan los habitáculos del poder, dispuestos a no desaprovechar ocasión alguna que mejore su economía, prestigio o sencillamente su soberbia o amor propio.
Se consideran unos expertos en las relaciones públicas, teniendo a gala saber estudiar a fondo los rincones oscuros del egoísmo de sus presas y poder traficar con ellos mediante trueques que disfrazan de generosidad, dejando a buen recaudo sus verdaderas intenciones.

los listillos
De forma obsesiva empleando, si fuere necesario sus recursos económicos, van subiendo escalones hasta conseguir una red de deudores de pequeñas pero calculadas prebendas, que son su mejor moneda de cambio para sobresalir de los que solamente utilizan la honradez y el trabajo para ocupar con dignidad la baldosa que le corresponde. Como decía Gracián, saben por dónde entrar a cada uno.
Cada vez abundan más – decía otro autor- los personajes cuya ambición sin límites les lleva a intentar conseguir con la mayor rapidez posible, un puesto prestigioso o convertirse en césares, sobre todo en ambientes donde los principios de buena voluntad, tolerancia y generosidad, permiten conductas y acercamientos, a los que llevan como único equipaje vital su obsesión de brillar con luz ajena.
Precaverse de estos listillos es una prueba irrefutable del saber ser dirigente y mucho más- como también decía Ortega- si ese líder concede valor a los que realizan su labor o misión sin pensar en el elogio; esa labor en la que no se da la cara a la multitud, y por tanto, no se corre el riesgo, siempre grato, de recibir el aplauso.
Los gobernantes deben estar precavidos, porque la listeza es muy antigua. José Campos, aquél pensador del siglo XVIII, la describía como conducta humana de la siguiente forma:

“hay quien no tiene talento sino de aparentar tenerlo: personas de desparpajo, de lucimiento, de ademanes oportunos y de un exterior feliz, que emboban el mundo sin tener ninguna cualidad digna”.

Habrá que llegar a la conclusión de que una de las claves del buen gobierno es saber distinguir lo verdadero de lo falso, no dar oportunidades a los que no han demostrado con generosidad y entrega que los merecen y preservarse con el mayor cuidado de que los indignos y aprovechados descubran sus humanas debilidades; de esta forma evitarán situaciones de corrupción y se evitarán situaciones tan indeseables como las que estamos sufriendo.