Corrupción política
domingo, febrero 3rd, 2013Qué puñetero es el dinero que con facilidad, como ocurre ahora, pone en cueros a una clase política, sin concederle más opción que cubrirse con una hoja de parra sus vergüenzas.
Basta que un medio de comunicación dosifique ,de forma inteligente, unas noticias que apuntan a la posible existencia de corrupción, para que se arme la marimorena. Es una película de la sabemos tanto el argumento como el desenlace, que no puede ser otro que la más absoluta impunidad para todos.
Las razones están claras: no tendrá solución este problema, mientras la justicia aplique la lentitud, mientras los depredadores sean expertos en hacer sus fechorías con la máxima diligencia y llegado el momento de justificar su actuación, baste negar la mayor , aunque nadie se lo crea, y dejar que el tiempo cure la herida del desaguisado.
¿Hasta cuándo? … pues hasta nunca, porque todos los partidos políticos están metidos en el fango. Y así vamos caminando, sin saber si la indignación merece la pena , o es mejor, pasar por enanos mentales, eso sí, respetando escrupulosamente las leyes y cumpliendo las obligaciones que nos imponen los oligarcas con la mansedumbre e indolencia del cobarde.
Yo me pido un cargo de tesorero, que ya me encargaré de cubrirme la espalda repartiendo prebendas entre los “manis”, para que al ir todos en el mismo barco, no utilicemos el berbiquí que nos haga naufragar.
Que un amigo nuestro necesita dinero, pues se lo pido al partido y se lo devuelvo en cómodos plazos, por ejemplo, que los bancos están para los “curritos” que no tienen derecho a nada.
Si se descubre un pastel, no hay problema, nos basta un /una joven y ambiciosa política para que llame malintencionados a los informadores, protegida por un “superpolitico” para que todo quede en aguas de borrajas. Por mucho que llueva ahora, los corruptos dirán ¡¡ que me quiten lo bailao!! Y se despacharán, tratándonos de subnormales, hablando de dinero negro, que justificarán que no lo han utilizado presentando su declaración de la renta.
Vaya bochorno.